Una de las
vertientes de la obra literaria de Alberto López Aroca es la dedicada a
Sherlock Holmes. Con motivo de la publicación de Sherlock Holmes y los zombies de Camford (Dolmen 2010) y su próxima presentación en
Madrid (viernes 21 de enero en la librerÃa Estudio en Escarlata) hemos
conversado, largo y tendido, con el autor sobre su larga y fructÃfera
relación como crÃtico, autor y lector con el detective
consultor.
En esta
primera parte de la conversación,
López Aroca habla, sobre
su fascinación inicial con el personaje, la creación de ?Estudio en
Esmeralda? (su primer ?pastiche?) y la extensión y alteración del
Canon.
En el ?Post Scriptum? de Nadie
lo sabrá nunca (Los
Libros de Fábulas Extrañas, 2005) admites, orgullosa y rotundamente:
?Soy un friki de Sherlock Holmes?. ¿Cuándo ?conociste? a Sherlock
Holmes? ¿En qué momento te diste cuenta de que la afición ?iba a más? y
que te habÃas convertido, por usar tus palabras, en un ?friki??
La verdad es
que tengo la impresión de haber conocido a Holmes de toda la vida,
¿sabes? Mi padre tenÃa, junto con sus novelas del Oeste, del El Coyote,
de ciencia ficción y demás, un ejemplar de Reaparece Sherlock Holmes de Molino (la edición de 1966, en concreto), y
creo que fue el primer Conan Doyle que cayó en mis manos. Recuerdo
hojear el libro con fascinación, y cuando vi aquellos monigotillos que
aparecÃan en algunas páginas, pensé: ?¿Pero esto qué es?? . Eran
fascinantes; por supuesto se trataba de ?La aventura de los bailarines?, pero yo entonces no lo sabÃa. También por
aquellas fechas (pensemos que debÃa ser el año 1982 u 83, y yo tenÃa
seis o siete años) se emitió una noche por televisión Asesinato por decreto de Bob Clark, que en mi opinión es la mejor
pelÃcula que se ha hecho sobre el Maestro, y probablemente sobre Jack
el Destripador. Esa pelÃcula me
mató, y creo que fue el
verdadero desencadenante de mi afición. (TendrÃa narices que la culpa
de todo esto la tuviera un pastiche cinematográfico, ¿verdad?)
Conseguà que
mi hermano Daniel me comprara la edición de Molino de El sabueso de los Baskerville y un Estudio
en escarlata de Bruguera
(creo que los leà en ese orden). Y ya quedé enganchado, claro.
Creo que
fui
consciente de ser un ?friki? (aunque yo entonces no habrÃa utilizado
esa palabra, porque no existÃa) cuando empecé a grabar en un
radiocasete los audios de la serie de dibujos de Miyazaki, la de Sherlock Hound,
y escuchaba una y otra vez las cintas antes de dormirme. Si lo piensas
ahora, cuando tenemos acceso a reproducciones de lo que sea bien a
través de Internet, bien en la tienda de la esquina, y es de
locos lo que yo hacÃa... Pero es que por aquel entonces, las cintas
vÃrgenes de vÃdeo costaban un riñón, y no olvidemos que yo era un niño.
Por aquel entonces mi hermano me regaló Las memorias y
El archivo, (también en ediciones de Molino, que se vendÃan
a través del catálogo de Discoplay, nada menos).... Moriarty no era el
mismo payasete simpático (¡ja, je, ji, jo, ju!) de la serie de
Miyazaki, eso estaba claro...
¿Cuáles
son tus narraciones favoritas del personaje y por qué? Y viceversa,
¿cuáles son las historias que no te gustan y por qué?
Quizá mi
favorita sea El sabueso
..., y supongo que se debe a
la artimaña literaria de hacer que Holmes desaparezca de la historia al
poquito de arrancar la novela. No sabrÃa decirte si es la historia más
redonda del Canon, pero sin duda, para mà es la que más encanto tiene,
pues posee un puntillo de terror y de aproximación a lo sobrenatural
que siempre me ha gustado. Además, aquà queda bien claro que Watson no
es ningún panoli, en contra de lo que el mundo del cine se ha
empeñado en demostrar durante cien años.
Y luego, claro
está, tenemos Estudio en
Escarlata, que tiene el
mérito de ser la primera historia de Holmes, y cuyo comienzo es un
verdadero manual literario de cómo presentar a dos personajes... Por
cierto, que me parece curioso que el encuentro en el Hospital de San
Bartolomé entre Holmes y Watson sólo se haya llevado a la pantalla
(hasta donde yo sé) en la nueva serie de televisión, Sherlock,
que tanto gusta a los aficionados.
Mi
historia
canónica ?menos favorita?, por decirlo de algún modo, es ?El problema del puente de Thor?, porque la resolución con toda esa zarandaja
del puente, la pistola y la cuerda y la piedra me parece,
sencillamente, una tonterÃa y una mala idea. Personalmente, no me puedo
creer que Doyle le dedicara más de cinco minutos al argumento. Eso sÃ,
por otra parte, es en dicho relato donde Watson menciona la existencia
de la famosa cajita guardada en la banca Cox & Company de
Charing Cross, y los famosos tres casos que Holmes no pudo resolver (el
cúter Alicia, James Phillimore, y Persano y el gusano
desconocido). Aunque solo fuera por eso el cuento merece la pena, pero
por poco más.
A lo largo
de tu carrera literaria has desarrollado (y saciado) tu ?holmesianismo?
en tres vertientes: Como crÃtico y divulgador; como literato y como
ensayista sobre diversos aspectos del Canon ...
Hombre, es que
el ?holmesianismo?, como dices tú, tiene muchos niveles literarios: Se
puede tratar a Holmes como personaje de ficción, y también como figura
histórica, más luego su relación con otros personajes. Podemos hablar
del Canon, esto es, de los defectos y virtudes que posee la obra de
Conan Doyle. Y luego, desde dentro, partiendo de la base de ?jugar el
juego?, esto es, que Sherlock Holmes fue un personaje real, el análisis
es muy distinto y mucho más divertido que las superficiales diatribas
literarias académicas: Las propuestas para conciliar los problemas y
contradicciones de los textos de Watson (las fechas, localizaciones,
pasado de los personajes, etc.) dan pie, por supuesto, no sólo a
artÃculos especulativos, sino también a nuevas obras que intentan
explicar todas esas contradicciones y conexiones.
De hecho, no
es raro que los autores se basen en ensayos sherlockianos
previos para realizar sus pastiches: Por ejemplo, Philip José Farmer
desarrolló en The Other
Log of Phileas Fogg una idea
del profesor H.W. Starr, y si tomamos la biografÃa que escribió William
S. Baring-Gould (que podemos tomar como un largo ensayo con Ãnfulas
literarias), nos encontramos con que muchÃsimos autores pasticheros han
tomados estas especulaciones (que por cierto, se basaban en otras
muchas especulaciones) para escribir montones y montones de pastiches.
Por cierto,
que no me parece buena idea tomar a Baring-Gould como ?palabra de
Dios?, pues no es el Canon. Pero admito que resulta mucho más cómodo
utilizarlo como libro de cabecera, que andar releyendo las sesenta
historias oficiales una y otra vez. No obstante, yo recomiendo ir a las
fuentes.
A por
cadáveres (Los Libros de
Fábulas Extrañas, 2003) incluye la novela Estudio
en Esmeralda, uno de tus primeros acercamientos al
personaje. que reproduce la estructura de la inolvidable Estudio
en Escarlata para contar una novela de ciencia ficción...
Es que la
estructura de Estudio en
Escarlata es muy
interesante, pues plantea la vieja idea de la ?historia dentro de la
historia?. Aunque bien mirado, en Estudio sucede que no está muy claro cuál es la historia
que está dentro y cuál es la que está fuera (me refiero a que en
realidad, Doyle realizó un sencillo ejercicio de desordenamiento
cronológico), y esa ambigüedad la hace más atractiva. Conozco a varias
personas que cuando concluyeron la primera parte de la obra, la del
?Extracto de las memorias de John H. Watson, M.D.?, abandonaron la
lectura pues pensaban que el relato habÃa terminado, porque lo que
venÃa detrás era una especie de novela del Oeste.
Mi Estudio en Esmeralda es un homenaje sincero no sólo a Conan Doyle y
sus personajes, sino también a esa estructura, que prácticamente calqué
punto por punto. Incluso hice algún que otro juego de palabras con los
tÃtulos de las partes y los capÃtulos, si no recuerdo mal... En cuanto
al proceso, es una de las pocas obras en las que he trabajado con un
esquema previo de capÃtulos y argumento, y asà la pude escribir en diez
dÃas de septiembre de 1996, mientras estaba enfermo de varicela... No
obstante, el final no estaba previsto, y a mà me parece sorprendente y
satisfactorio, la verdad. También es cierto que hace años que no la
releo, asà que no sé cómo le habrá sentado el paso del tiempo...
En Estudio
en Esmeralda el Dr. Watson como un hombre de acción e
iniciativa...
En este caso
no era ?Watson?, sino ?Walruss?, que en la primera versión de la
novela, la que se publicó en dos entregas del fanzine Fábulas Extrañas, tenÃa un nombre mucho más absurdo e
impronunciable (algo asà como ?Wok?trupf?, creo). Bien, pues Walruss,
como Watson, era un veterano del ejército, un hombre valiente y
decidido. Creo que el Watson de Holmes también era asÃ, y eso se
transluce constantemente en los textos del Canon, cuando empuña su
Webley y se marcha a los bajos fondos con su amigo. Nunca fue un
gordito simpático y tontorrón, sino un hombre de mundo, experimentado y
supongo que algo viciosillo (lo digo por el juego y las mujeres)
aunque, eso sÃ, honesto y fiel. Mi doctor Walruss también es un poco
asÃ, aunque en la novela deja claro que no se anda con chiquitas y
tiene cierta tendencia a repartir estopa aquà y allá.
En Estudio en Esmeralda también
aparece el Profesor Challenger, otro
de tus ?personajes fetiche?:..
Es que
Challenger es la otra gran creación de Doyle, y no pude resistirme a
realizar una versión ?futurista? o ?cienciaficcionera? del personaje,
que en Estudio en
Esmeralda se llamaba
?Chaliengger?. Soy un pastichero impenitente, lo admito...
Sobre
Challenger no hay tantos pastiches ni de lejos, pero de vez en cuando aparece
alguna cosilla: Hay un ?Challenger en el espacio? que no he podido
leer, Ralph Vaughan escribió un ?Challenger en las Tierras del Sueño de
Lovecraft? y Juan Perucho utilizó el final de El mundo perdido (todo aquello del pterodáctilo suelto en
Londres) como base para el inicio de su pastichera
novela La Guerra de la
Cochinchina. Yo mismo
utilicé a Challenger en un relato que se titula ?Los sabios en Salamanca?, en el que los protagonistas son el mismo
Challenger y el profesor-doctor Van Helsing. Y luego hay diversos crossovers
entre Holmes y el profesor, por supuesto, uno muy antiguo que se titula
?La pisada en el techo?, o algo por el estilo, y varios sobre La Guerra de los Mundos...
Por
cierto, Neil Gaiman te ?copió? el tÃtulo
de Estudio en
Esmeralda con ?A Study
in Emerald?, su aportación a Sombras
sobre Baker Street, el libro colectivo que homenajea a Lovecraft
y a Conan Doyle...
Estoy
seguro
de que el señor Gaiman jamás ha posado sus ojos sobre A por cadáveres
o sobre los dos fanzines donde apareció originalmente mi Estudio en Esmeralda. Es, sin duda alguna, una de esas coincidencias
cósmicas que suceden de tanto en tanto. En su momento, cuando pensé en
escribir la novela, intenté encontrar un color que sonara a ?scarlet?,
que tuviera la misma resonancia, las mismas sÃlabas, para que el tÃtulo
sonara igual... y la elección inmediata fue ?emerald? (el verde es mi
color favorito, por cierto). Lo mismo debió sucederle a Gaiman. Está
claro que a todos los tontos nos da por lo mismo...
Por otra
parte, el relato de Gaiman (que por cierto, conserva la ?A? de ?A
Study...?, cosa que no sucede en mi tÃtulo) también es un pastichaco
con referencias a otros muchos autores y personajes. Por ahÃ
desfilan Drácula, el doctor Jekyll, los monstruos de Lovecraft, y
muchos más. Es una historia breve y excelente, que la recomiendo
encarecidamente. Y no lo digo por peloteo ni leches en vinagre. Es la pura verdad.
Ese tipo
de
mescolanzas literarias entre dos universos creativos muy definidos y
distintos (como en el caso de Sombras
sobre Baker Street)
además de ser muy polémicas, suelen ser rechazadas por algunos
aficionados. Tú no eres de la misma opinión, ya que ejerces de
?woldnewtoniano?...
Hombre, yo
dirÃa que el rechazo, a priori, procede de algunos integristas o
fundamentalistas que, por rechazar, rechazan cualquier cosa que no sea
el Canon propiamente dicho. Allá cada cual, por supuesto; no seré yo
quien le diga a nadie qué tiene y qué no tiene que leer.
Una
prueba de
lo que yo digo es que se siguen escribiendo ?crossovers? de Holmes y
otros personajes de las más diversas procedencias que no solo se
publican, si no que en algunos casos, hasta tienen buenas
cifras de ventas. El caso que mencionas, el de unir Baker Street y los
mitos de Cthulhu, encima es que está bastante justificado y ya se ha
hecho en varias ocasiones anteriores a la antologÃa que citas:
Lovecraft, cuando era niño, montó una agencia de detectives (creo que
se llamaba directamente Agencia
Sherlock Holmes), un juego
de chiquillos, claro. Además, en la obra de Lovecraft se nota cierta
influencia de Doyle ?sobre todo, curiosamente, de los relatos de
Sherlock Holmes?: los cuentos de terror del Maestro de Providence no
tenÃan como base las ideas sobrenaturales tradicionales (fantasmas,
vampiros, hombres lobo, y demás topicazos), sino que su trasfondo era
de pura especulación cientÃfica, esto es, seres extraterrestres que
antaño poblaron la Tierra, y que de vez en cuando regresan gracias al
brujo o culto malvado de turno, para darnos un sustito.
En mi opinión que Lovecraft era, a su manera, un tipo muy racional. Y
no nos olvidemos del punto de intersección entre los mitos de Cthulhu y
el Canon sherlockiano: August Derleth y su Solar Pons, el trasunto
holmesiano por excelencia. Asà que todo esto de las mezclas y tal no me
parece tan disparatado. Aunque claro, ¿qué voy a decir yo...?
Entonces,
en tu opinión, ¿qué requisitos y caracterÃsticas debe tener un buen
pastiche holmesiano?
En otros
tiempos te habrÃa dicho que, para empezar, un buen pastiche tendrÃa que
estar escrito por Watson, pues es una voz cálida y cómoda, que suena a
cosa familiar, casi como ponerse unas zapatillas viejas. Ahora ya no
pienso asÃ.
Mi amigo
Juan
GarcÃa Rodenas escribió hace algunos años el relato La guerra del doctor Watson (incluido en el volumen Antes de Baker Street) y cuando me comentó el proyecto, le recomendé
(iba a decir que casi le ordené) que lo escribiera en primera persona,
con la pluma del doctor. Y no me hizo ni puñetero caso, e hizo bien,
porque el resultado es una obra maestra. Resulta que escribir un
pastiche sherlockiano en tercera persona funciona... si el autor es
bueno. Y eso sirve para los cruces que decÃamos antes.
Ahora
bien,
requisitos reales para un buen pastiche de Holmes: Pues creo que el
autor debe empaparse bien, y no sólo de la información del Canon, sino
del tono, el ambiente, determinada terminologÃa, e incluso el lenguaje
de la época. Los autores que escribimos en castellano lo tenemos un
poco más difÃcil, pues tenemos que estar familiarizados con las
traducciones tradicionales y en concreto con las expresiones antiguas,
para conseguir dar un
poco el pego y que la cosa
suene a auténtica. Por ejemplo, en castellano, casi todo el mundo hace
que Holmes y Watson se traten de usted, cosa que en inglés resulta
inapreciable. Y si se hiciera de otro modo, al lector de habla hispana
le resultarÃa extraño, de eso estoy seguro.
Por lo
demás,
una buena premisa es procurar ir más allá del original, esto es, no
limitarse a contar ?otro caso más?. Esto ha devenido, en muchos casos,
en los pastiches revisionistas, esto es, los que alteran o son
incompatibles con el Canon.
Algunos
de
ellos son excelentes, quizá los mejores pastiches que se hayan escrito
nunca (estoy pensando en Elemental,
doctor Freud de Meyer, y en Adiós, Sherlock Holmes de Robert Lee Hall, por citar un par de clásicos
que a mà me parecen muy buenos), pero no es la lÃnea pastichera
que a mà me interesa producir, pues resulta muy fácil decir ?¡Sherlock
Holmes era un hombre lobo!?, o ?¡Watson era un marciano de Barsoom!?.
Me gusta
jugar con la posibilidad de esos encuentros disparatados y aventuras
inconcebibles para con el Maestro, y que al mismo tiempo sean
compatibles con el Canon. AsÃ, yo descarto al Holmes lobo y al Watson
marciano.
Volvamos a Estudio
en Escarlata; como todas las novelas de
Holmes suelen
considerarse ?incluso por fervientes aficionados? de segunda categorÃa.
¿Qué te parece la novela?
Pues ya te he
dicho antes que es una mis narraciones favoritas, asà que... Pero no
entiendo eso de ?segunda categorÃa?. ¿Le pasa algo a la historia?
¿Faltan helicópteros de combate o algo as�
Una de
las
?culpas? que se le achaca a la novela es la inclusión de ?El PaÃs de
los Santos?; sin embargo, Consuelo Sanchidrián y Sandra Borreguero (las
responsables de la reciente edición de Castalia) lo consideran un signo
de modernidad narrativa...
A ver, a ver;
ya he dicho que la estructura de la novela me gusta tanto que incluso
la repliqué en Estudio
en Esmeralda. Dicho esto,
debo añadir que la originalidad del asunto es relativa: en cuanto a
modernidad y complejidad formal de ?historias dentro de historias?, me
remito a clásicos anteriores como La
piedra lunar de Wilkie
Collins, que es una obra maestra de mucho cuidado y utiliza una
estructura parecida, pero más compleja, que la de Estudio en Escarlata. Y la técnica en realidad es mucho más antigua:
Échale un vistazo a Don
Quijote, o El Conde Lucanor, o incluso al Calila e Dimna,
y hablamos...
Mi
teorÃa, en
realidad, es que Conan Doyle querÃa escribir una novela histórica, y la
disfrazó de relato detectivesco. Y si lo piensas bien, es lo que sucede
con las cuatro novelas de Sherlock Holmes: El valle del terror remeda punto por punto la estructura de Estudio en Escarlata (entre otras cosas porque le funcionó bien la
primera vez), y resulta que es una versión sobre un hecho histórico
documentado; El signo de
los cuatro se basa en hechos
sucedidos años atrás en determinado contexto histórico y El sabueso de los Baskerville hace lo propio con una leyenda del siglo XVIII.
Doyle nunca negó su admiración por Walter Scott y, como demuestra su
amplia producción, su verdadera vocación era la de escritor de novelas
históricas,
?El PaÃs
de los Santos? es, por otra parte, una novela corta excepcional, y una
influencia más que evidente en ficciones como la celebérrima Único
testigo y El
Bosque de M. Night
Shalayaman ...
Y Único
testigo...
¿era aquella del niño mormón o amish, en la que salÃa Harrison Ford?
Nunca se me habrÃa ocurrido relacionarla con Estudio en Escarlata, la verdad, pero ahora que lo dices...
¿Leeremos
alguna vez la recientemente descubierta Angels of Darkness en castellano? La crÃtica holmesiana lo está
utilizando para reinterpretar el Canon; de hecho, la primera mujer del
Dr. Watson ha pasado a ser Lucy Ferrier...
Pues
estarÃa
bastante bien que alguien la tradujera, sÃ. Yo no he tenido ocasión de
leerla, pero tengo mucha curiosidad.
Ya en 1949,
John Dickson Carr habÃa tenido acceso al texto, tal y como se deja
entrever en su Life of
Sir Arthur Conan Doyle. Creo
que Baring-Gould también le echó un vistazo, y lo utilizó para meter en
Sherlock Holmes de Baker
Street las referencias a una
supuesta estancia de Watson en San Francisco, aunque creo que Gould no
citaba Angels of Darkness en ninguna parte.
Si tomáramos
al pie de la letra esta obrita de teatro, que Doyle escribió entre 1889
y 1890, nos meterÃamos en un lÃo de narices, pues no deja de ser una
versión teatral ?según he leÃdo por ahÃ? de algunas partes de Estudio en Escarlata; de ahà la inclusión de Lucy Ferrier.
Yo,
personalmente, no me tomarÃa todo esto muy en serio, pues me parece que
?canonizar? Angels of
Darkness supondrÃa cargarse Estudio en Escarlata, lo cual es un disparate. Pero quizá cambie de
opinión cuando tenga acceso a la obra; texto que, dicho sea de paso, el
mismo Conan Doyle descartó.
¿Qué
opinas de una posible revisión del Canon? ¿estás en contra o a favor?
Últimamente
he
oÃdo voces que proponen ?revisar el Canon?, esto es, incluir obras de
Doyle que no están dentro del Canon tradicional. Estoy hablando de este
Angels of Darkness, las dos piececitas costumbristas sobre Baker
Street, los relatos El
hombre de los relojes y El tren especial desaparecido, y alguna cosita más.
Yo me
declaro
abiertamente en contra, pues el Canon ya está bien como está, y si el
problema es tener acceso a esas piezas, pues bueno, salvo en el caso de
Angels of Darkness, lo demás está casi todo reeditado y
conseguible. Estoy en contra de tocar el Canon porque en el pasado, se
habló de revisarlo... para recortarlo.
Muchos
crÃticos, además muy, muy respetables, hablan con ligereza (pero con
conocimiento de causa, todo hay que decirlo) de que los últimos
volúmenes de relatos no son ?puro Watson?, o ?puro Holmes?, y en muchos
casos, llegan a considerarlos apócrifos o meros pastiches perpetrados
por Doyle. A mà esto me parece ya excesivo. También se generó, hace
muchos años, la polémica de reabrir el Canon cuando apareció ?The Case of the Man Who Was Wanted?, que se atribuyó a Doyle, y luego resultó ser de
un tal Whitaker. ImagÃnate que lo llegan a incluir por las bravas...
En la
recopilación de tus relatos Nadie lo sabrá nunca,(Los libros de Fábulas
Extrañas, 2005), se
incluye ?El problema
de la Pequeña Cliente?,
un delicioso cuento escrito muy
canónicamente. Es, creo,
la única vez que ?tomas la voz? literaria del Dr. Watson con notables
resultados).
Es lo que te
decÃa de calzarse las
zapatillas viejas;
?tomar la voz? de Watson es una experiencia que toda persona, y ya no
digo escritor ni holmesiano ni nada, deberÃa hacer al menos una vez en
la vida.
?La
pequeña
cliente? es un cuento
bonito, cierto, pero también es una humorada que no cuadra del todo con
el resto de mi producción sherlockiana, precisamente porque da la
sensación de que Watson queda al margen de lo que realmente sucede
durante el caso, e incluso le da ese aire tontorrón que a mà no me
termina de convencer. El tÃtulo, por cierto, es el mismo que el del
primer episodio de la serie de Sherlock
Hound que se emitió en
España. Un guiño más, como de costumbre.
Además,
con este cuento se da inicio a una
constante en tus escritos holmesianos : la búsqueda
de una conexión entre el Canon
y lo ?outré?.
Es que
esa
conexión ya existÃa en el Canon. ?Lo outré? es la expresión con que
Holmes denominaba a sus casos más esperpénticos como, por ejemplo, ?La
liga de los pelirrojos?.
En lo que
respecta a casos verdaderamente outré,
o que rozan el mundo de lo oculto, lo paranormal, lo sobrenatural, la
criptozoologÃa, etc., hay diversos ejemplos en el Canon, como ?El
hombre que reptaba?, asà como muchas referencias a ?Casos
Mencionados Pero No Contados?: Phillimore, la Sanguijuela Roja, la Rata
de Sumatra, y un largo etcétera.
En mi opinión,
?La pequeña cliente? se
acerca mucho a lo outré,
pero se aleja demasiado del Canon... Si hubiera de existir un ?Canon Sherlockiano de Alberto López Aroca?,
ese relato quedarÃa fuera de cronologÃas, como
una ?historia imaginaria?.
En ?La
Pequeña Cliente?
recuperas a la sinpar Mary Poppins, ese maravilloso (y desconocido)
personaje; desfigurado por la, por otra parte excelente, versión
Disney ...
En su
dÃa,
cuando empecé a escribir el relato, me estuve informándome acerca de
Pamela Lee Travers, la creadora de Mary Poppins, y descubrà que se le
atribuÃan ciertos contactos con satanistas, nada menos... Al parecer,
conoció a Gurdjieff en 1938, y estaba interesada en el ocultismo y esas
cositas tan curiosas... Me llamó la atención de que un personajillo tan
simpático como la niñera buena y mágica pudiera tener un trasfondo
mucho más siniestro que el de la versión Disney...
Me sentÃ
tentado de tirar por ese camino en el relato ?habrÃa sido interesante
presentar a Mary Poppins como una versión moderna de la bruja Baba
Yaga, y quizás lo haga alguna vez?, pero al final decidà ser algo más
simpático y aprovecharme de la bondad de corazón de los sherlockianos...
De vez en
cuando, hay que dejar a un lado las torturas, crÃmenes y
desmembramientos, y arrancarle al público una sonrisilla.
El cuento
iba
a formar parte de una
antologÃa holmesiana coordinada
y editada por ti ...
La antologÃa
fue uno de esos proyectos que no llegó a fraguar del todo. El tÃtulo
previsto iba a ser Cox
& Company, por
aquello de la cajita de Watson. Y se escribió cierta cantidad de
material: HabÃa una novela de mi amigo Francisco Alfaro Tercero, en
tres partes, y protagonizada por Holmes y por una versión decimonónica
del cazador de psicópatas Rafael Núñez (uno de mis personajes) titulada
se titulaba El peor
amigo de Sherlock Holmes . Era
un texto muy, muy revisionista ?demasiado, quizás? y bastante
disparatado, que a mà me gustó mucho. También contaba con El crimen protector , un pequeño poemario de Julián Cañizares Mata,
(escrito después de ver Grupo
salvaje de Pekinpah,
¡agárrate a las mantas!) y, si no me equivoco, los dos relatos holmesianos
de Juan GarcÃa Rodenas, el ya citado de ?La guerra del doctor Watson? y ?La
aventura del magnicidio resuelto?,
ambos publicados en el volumen Antes
de Baker Street. La idea
era, además, incluir los pastiches en castellano que andan por ahà sueltos: el de
Juan Perucho, el de Torrente Ballester, el de Néstor Luján, el poema de
Borges... la cosa al final no cuajó. Aunque no me importarÃa retomar el
proyecto si tuviera a algún editor que me respaldase. En fin, tiempo al
tiempo...
También
incluyes en Nadie lo
sabrá nunca dos relatos (?La extraña
colección de Sebastián Morán? y ?El
candor del Padre Hacha?)
ambientados en la España actual y pertenecientes a la serie de otro de
tus personajes, Rafael
Núñez, el cazador de psicópatas,
en los que rindes un nada disimulado homenaje a otro de tus personajes
favoritos del Canon: el coronel Sebastian Moran...
Bueno,
es que
Rafael Núñez nació como una versión actualizada de Sherlock Holmes, y
no es extraño que en su primer relato oficial recurriera al nombre del
viejo shikari, el coronel
Moran, que en efecto, es uno de mis
favoritos, sÃ. Un guiño más, para mi colección de homenajes.
?¿Cree
usted que el señor James Phillimore pudo salir de su casa volando? ? me
dijo Sherlock Holmes una mañana de abril...? es la frase
con la que inicias ?La Pequeña Cliente?; y habrá que
retroceder y acudir a Los Espectros Conjurados (Biblioteca
Baskerville, 2004), tu libro, en
mi opinión, más personal y reflexivo o meditabundo, en el que se
incluye el ensayo El
caso del paraguas olvidado
en el que sigues el rastro del paraguas a través de la literatura holmesiana
para acabar en ¡Nietzsche! Y en la promesa de
una narración que lo aclare (o enrede) todo...
Vaya, no
recuerdo haber prometido nada... tendré que mirarme el libro, a ver qué
disparates dije... Pero sÃ, aquello parece que llevaba a Nietzsche, y
era por una referencia en Espolones,
un libro del filósofo Jacques Derridá, ¿no?
Y si,
tengo en
mente al señor James Phillimore, estoy trabajando en un proyecto de
cómic con Luis Miguez, El
Ãdolo de roca negra, donde
aparece nuestro señor Phillimore... la cosa va despacio, porque ahora
voy muy justo de tiempo y horarios... Si quieres una pista, échale un
vistazo a la cubierta, precisamente, de Los
Espectros Conjurados, que tiene un interesantÃsimo dibujo
de mi gran
amigo Sergio Bleda... El tipo al que retrata es Phillimore, por
supuesto.
En 2006
publicas Cuaderno de
Bitácora del Matilda Briggs,
un delicioso cuadernillo cosido a mano con
una contraportada que reproduce el ?Agony Column? de los periódicos de
la época con el que da la impresión que te das ?el gustazo? de incluir
anuncios irresistiblemente canónicos:?Libros de ocasión El Viejo Raro?,
?Viaje a Oriente con Sigerson, notable explorador noruego?, ?Extraviado
cachorro de dogo. Se asusta ante el sonido de violines?.
Los anuncios
fueron lo más divertido de todo, sin duda. Creo que casi todos hacÃan
referencia a los diversos disfraces que Holmes utiliza en el Canon, no
creo que estén todos, pero casi... por cierto, sobre los diversos
personajes que Holmes encarna en el Canon, hay un estudio muy
interesante de Marvin Kaye.
El Cuaderno...
fue un experimento que nació cuando cayeron en mis manos cuatro
ejemplares de la serie original- la de los años 40 - del Baker Street Journal. Esos libritos
son la cosa más bonita que he
visto en mi vida, y los estudios holmesianos
que recogen representan el más puro espÃritu sherlockiano.
AsÃ, el Cuaderno...
está realizado a imitación (pobre imitación) de aquellos volúmenes, y
me lo autoedité en plan ?yo me lo guiso, yo me lo como?, porque tampoco
se me ocurrió que a ningún editor le fuera a interesar. El aspecto
artesanal es un capricho, para darle un poco de encanto al volumen... y
creo que lo tiene, ¿no?
El primer
volumen recoge las primeras entradas de mi blog
(más algún inédito), y resultó sorprendente encontrarme con que los sherlockianos
estaban encantados de adquirir un producto que, en realidad, ya estaba
casi todo disponible en la Red
de Redes. Fue una
experiencia muy gratificante, y la verdad es que me gustarÃa ver más
productos como ese en las tiendas, especializadas o no.
El Cuaderno
de Bitácora del Matilda Briggs
es toda una declaración de principios de tu militancia en la corriente
literaria llamada ?MitologÃa creativa?.
Es curioso que
digas eso, cuando en realidad querÃa ser una declaración de principios sherlockiana,
y un homenaje a los Irregulares norteamericanos que fundaros el BSJ.
Aunque también es verdad que fueron ellos los que sentaron las bases de
la mitologÃa creativa moderna al introducir en el campo de la
especulación sherlockiana a
personajes externos al Canon, como Drácula,
Tarzán, El Prisionero, y otros muchos. Philip José Farmer (quien acuñó
el término mitologÃa
creativa) retomó muchos de
esos conceptos para construir el Universo
Wold Newton, y los
desarrolló hasta extremos que rozaban la locura... Una maravilla,
aquello.
En
el libro
abordas el problemático
(des)encuentro de Jack el Destripador (o el Salsitas)
con el detective consultor y reivindicas
tanto las tesis mantenidas por la extraordinaria Asesinato por
Decreto y From
Hell
de Alan Moore (otra
de tus grandes influencias), como una verÃdica (y documentada) teorÃa...
Es que las
teorÃas de Asesinato por
decreto y From Hell
parten ambas del libro de Jack Knight, The
Final Solution (tÃtulo que tiene reminiscencias
sherlockianas,
por cierto). Y aunque la obra de Knight se pierde un poco, en mi
opinión demuestra que sà que hubo conspiración, y que la Casa Real
británica estuvo metida en el ajo. Me consta que, posteriormente, se ha
intentado desacreditar el trabajo de Knight, pero a mà eso me suena a
cuerno quemado, para qué te voy a decir otra cosa...
Y también te
diré que si Sherlock Holmes intervino en el asunto del Destripador, lo
hizo de un modo muy parecido a como se refleja en Asesinato
por decreto, eso también lo tengo claro.
Por cierto, la
pareja Christopher Plummer y
James Mason son unos extraordinarios detective y doctor...
Son los
mejores, y punto. Asà lo veo yo.
El
lector del Cuaderno...
se enterará también de la relación ?y
actividades? de los agentes del Club Diógenes entre quienes se incluye
a Charlie Marlow (el protagonista de varias novelas del gran Joseph
Conrad, entre otras, la excepcional El
Corazón de las Tinieblas),
que es sujeto de una carta de Fu Manchú a
Mycroft Holmes...
AhÃ
sà que
entré de lleno en mi vena mitográfico creativa, aunque creo que en los
tres casos que menciono (Marlow, Peachey Carnehan y Daniel Dravot ?de
Kipling? y John Clayton ?el padre de Tarzán?) la cosa está bastante
bien justificada, ¿verdad?
La carta de Fu
Manchú es una de esas humoradas negras que tanto me gustan, sÃ. Me
encanta el personaje, que por cierto, está basado en un individuo real,
un criminal que estuvo en activo en ParÃs hacia 1906, un tal Hanoi
Shan, que se hacÃa llamar L?Aragne (La Araña). Sin embargo, las novelas
de Sax Rohmer no me agradan demasiado: consiguió crear un icono
inmortal, un súper villano, heredero de Moriarty, pero los relatos
originales a mà no me enganchan. Aunque hay que admitir que Cay Van Ash
hizo un trabajo estupendo en su Ten
Years Beyond Baker Street,
que aquà se tituló Sherlock
Holmes contra Fu Manchú.
Alguien deberÃa reeditar ese pastiche.
En 2007
publicas Sherlock Holmes
y lo Outré, un nuevo
cuadernillo al estilo del Cuaderno
de bitácora..., en el que
reúnes ensayos aún más sugerentes
y vuelves a explorar la conexión outré del Canon
Sencillamente,
querÃa hacer otro volumen, pues tenÃa un puñado de ideas sobre diversas
conexiones canónicas con temas bastante outré.
Creo que es un volumen bastante aparente, y del que tengo pensado
realizar alguna que otra continuación. Aunque ya veremos...
Me parece
extraordinario cómo desarrollas el
verosÃmil vampirismo de Lady Frances Carfax y su encuentro con el
mismÃsimo Conde Drácula...
Pues muchas
gracias, a mà también me gusta cómo quedó aquella piececita
sherlockiana. La pista estaba en un ensayo de Kelvin I. Jones que a
estas alturas aún no he podido leer, The
Carfax Syndrome. Al releer ?La
desaparición de Lady Frances Carfax?
y encontrar detalles tan sugerentes como el entierro en vida de una
dama, pues en fin, las conexiones se hicieron más y más evidentes con
el vampirismo. Las fechas cuadraban, y estaba la referencia al ?Viejo
Abrahams?, que evocaba la figura del doctor Abraham Van Helsing.
De hecho, yo
casi me atreverÃa a pensar que Doyle acababa de leer (o releer) la
novela de Stoker cuando escribió su relato... aunque esto está más allá
de toda demostración, claro.
También
explicas los porqués
del gusano de Isadora Persano, hilvanando las obras de autores tan
(sólo en principio) dispares como Philip José Farmer (otro de tus
maestros) o C.C. Beck (el autor de los deliciosos cómics del
Capitán Marvel o Shazam).
Es que el
misterio del ?gusano desconocido para la ciencia? es, probablemente, mi
favorito, y ha despertado la imaginación de montones de autores. Las
referencias en la obra de Farmer son explÃcitas (en Escape
de Loki
y en ?El problema del
puente dolorido?), y lo de
C.C. Beck y su Mr. Mind, el gusano inteligente de Venus, era,
sinceramente, demasiado bueno como para dejarlo pasar.
Estos dos
autores, a su manera, poseen el espÃritu literario o narrativo o
creativo o llámalo que mejor te parezca, que a mà me interesa: el de la
ausencia de prejuicios. Me maravilla la naturalidad ?que no ingenuidad,
como se empeñan en subrayar algunos? con que Beck trazaba sus
historias. ¿Un gusano extraterrestre parlante? ¡Pues claro que sÃ! Y
Farmer... bueno, Farmer nunca tuvo problemas en cruzar los caminos de
Holmes y Tarzán, por ejemplo... y con naturalidad, como si aquello
fuera lo más normal del mundo. Cuando uno trabaja en el terreno de la
ficción, puede permitirse el lujo de utilizar a personajes más o menos
?terrenales? y especular sobre lo que sucederÃa si se encontraran con
problemas ya no diré sobrenaturales, sino aparentemente absurdos y
disparatados... El caso
del gusano, una auténtica
?historia no contada por Watson?, es uno de ellos.
Aunque nada
iguala en disfrute e imaginación
al maravilloso texto que titulas ?Algunos derivados de alquitrán?, un apócrifo veraz en el que coinciden Thomas
Carnacki y Sherlock Holmes para desvelar a ?Los pitufos negros? de Peyo (extraordinaria obra del cómic
europeo antes de ser desfigurado por ñoñerÃas y merchandising).
Por ahÃ, por
ahà iba yo, ¿sabes? DecÃa Alan Moore en alguna parte que ?si algo es
impensable, escrÃbelo?. ¿Los Pitufos conocen a Sherlock Holmes? ¡HabÃa
que hacerlo, leches! Y como tú dices, el resultado yo creo que es bueno
y no resulta tan chirriante como podrÃa haber parecido a priori.
Y es que los
Pitufos son lo mejor del mundo, ya te lo digo yo. Para aquellos que no
se han acercado a los álbumes originales de Peyo y Delporte, los
Pitufos son unos enanitos ñoños, como tú dices, que cantan bakalao en
los discos de ?Lo mejor del verano?... y eso en el mejor de los casos.
En realidad, aquellos primeros álbumes estaban compuestos con unas
dosis de maldad sibilina que harÃan temblar a nuestros modernos
censores, amigos de los ?polÃcamente correcto?.
?Los
pitufos
negros? es una historia de zombis (o de vampiros) que
da verdadero pavor, la historia de ?La
pitufita?, si la leyeran
algunos de nuestros polÃticos, acabarÃa en la hoguera por su
incorrección, su sinceridad y su mala virgen, y ?El
pitufÃsimo?...
bueno, ?El pitufÃsimo? es
un V
de Vendetta para niños,
¿sabes? No he visto otro análisis mejor de cómo funciona una democracia
?que es inevitablemente corrupta y está abocada al fracaso?, y cómo de
ahà se llega a la tiranÃa y al fascismo.
?El
pitufÃsimo? comienza cuando el Gran Pitufo se marcha de la aldea para
hacer un viaje y les pide a los pitufos que ellos mismos se organicen
durante su ausencia. Los pitufos deciden hacer elecciones para ver
quién se queda de jefe. Y claro, a la primera vuelta, todo el mundo se
ha votado a sà mismo. Entonces, cuando se vuelven a convocar
elecciones, un pitufo (yo lo llamarÃa ?el pitufo cabroncete?) decide
realizar promesas electorales a cambio de votos... y gana. Y cuando,
como nuevo jefe, comienza a incumplir sus promesas, los pitufos se
mosquean y envÃan al ?pitufo fuertote? para que le dé una buena paliza.
Esa es una gran escena: El pitufo fuertote entra en casa del
pitufÃsimo, y todos esperan, expectantes, a ver qué ha sucedido.
Entonces, la puerta se abre, y aparece el pitufo fuertote y el
pitufÃsimo, que dice: ?Os presento a mi jefe de policÃa?.
Alucinante...
Por cierto,
en el
Cuaderno anuncias la publicación de Sherlock
Holmes y el Ojo en el Laberinto. ¿Qué nos
puedes contar de este proyecto?
Pues que llevo
escribiéndolo desde 1996, que está casi terminado, y que espero que
salga a la luz más pronto que tarde. Es un ?Sherlock Holmes y los Mitos
de Cthulhu?, narrado, por cierto, con la voz de un Watson más auténtico
que nunca. Lo llevaba muy bien encaminado hace unos años, pero
coincidió que por esas fechas salió a la venta la excelente novela de
Rodolfo MartÃnez Sherlock
Holmes y la sabidurÃa de los muertos,
y me dije: ?Mejor te esperas a terminarla en otro momento?, porque si
la movÃa por editoriales, no querÃa caer en agravios comparativos ni
rollos raros. Asà que, quizá ahora sea el momento de ponerle un punto y
final y sacarla al público. Creo que es el Holmes más Holmes que he
escrito nunca.
?Cuaderno
de
Bitácora del Matilda Briggs? da
nombre a tu página (http://sherlockholmes.lacoctelera.net), donde
ejerces, desde 2006 , el
holmesianismo en la red, y en la que abordas temas tan
variados como la relación entre Pinocho y Sherlock Holmes (que también
trata Jaume Gabaldá en sus NovÃsimas
Aventuras de Sherlock Holmes publicadas
en el Jezail Bulletin del CÃrculo Holmes); la recuperación de Rancho Drácula
?un olvidado western
de González Ledesma? o despliegas tu faceta de ?cartoonist? victoriano
con los Steamgags...
Mi blog
es donde mis ensayos sherlockianos y mitográfico creativos tienen un
espacio donde caer muertos. Y la verdad es que no funciona del todo
mal. Desde que lo fundé, hace ya años, la cosa ha tenido sus altibajos,
sobre todo porque no siempre puede uno tener la producción que
desearÃa, pero en fin...
No sabÃa que Jaume
Gabaldá habÃa escrito sobre Pinocho y Holmes, me gustarÃa mucho ver ese
trabajo... Y con respecto a cosas como la recuperación de Rancho Drácula
y otros aspectos, pues bueno, ya ves que al final, el Cuaderno de bitácora se ha
convertido en una especie de cajón de
sastre para todos mis caprichos y para airear cositas que no podrÃan
ver la luz de otro modo... y también para publicitar mis trabajos y los
de mis amigos, claro.
El pasado
verano publicas Candy City con la
editorial Ilarión, una novela-homenaje
sin remilgos al gran Jim Thompson, narrada con el descaro, crudeza y
sarcasmo del gran autor estadounidense y que, ambientado en una ?boom
town? estadounidense de principios del siglo XX, narra las actividades
de la mafia primeriza desde la perspectiva de un sicario...
Y te
olvidas
de mencionar las fantásticas ilustraciones y la portada de Sergio
Bleda, que son acojonantes.
Pero
bueno, Candy
City
es un ejemplo de que ?no sólo de Sherlock vive el hombre?, y que mis
intereses literarios van más allá de Baker Street. Como debe ser.
Es una
novelita dura, y escribirla me llevó más tiempo del previsto. Pero la
verdad es que no para de darme alegrÃas. Considero que es un buen
trabajo, y como homenaje no sólo funciona para Thompson, sino también
para Hammett, para Donald Westlake, y para los clásicos de la serie
negra que a mà más me interesan. No es una novela policÃaca o negra al
uso, sino una cosa un poco distinta...
En la novela
rescatas a Fred Porlock, uno de
los más enigmáticos personajes del Canon, como un implacable ejecutor...
Es que, aunque
no sea una obra sherlockiana, no pude resistirme a meter alguna
referencia canónica. De hecho, Porlock es mi personaje favorito en Candy City.
La identidad
de Fred Porlock es uno de los
problemas más debatidos del Canon. Se ha argumentado que es uno de los
tres hermanos Moriarty, Watson, un esbirro innominado o, incluso, ¡la
propia Sra Hudson! ¿Cuál es tu opinión?
Hay incluso
más teorÃas. Al principio de los tiempos, Ronald Knox hablaba de
Mycroft, y... Ahora que lo pienso, empecé a escribir un articulillo
sobre el tema, e intenté reunir las diversas teorÃas. En la lista de
?sospechosos? también estaba la señora Forrester, el mismÃsimo coronel
Moran, y hasta Arthur Conan Doyle, no te lo pierdas... Cualquier dÃa de
estos dirán que Porlock era Toby, el sabueso al que Holmes recurrÃa de
vez en cuando.
Yo creo que
Porlock era el mismo tipo que aparece en Candy
City,
una especie de entidad que roza lo sobrenatural, y que anda entrando y
saliendo de imperios criminales como
Pedro por su casa.
En cualquier
caso, nunca sabremos la verdad... si es que hay una verdad, claro.
El
personaje
de Fred Porlock procede de El
Valle del Miedo, una novela
injustamente olvidada o ignorada
que, en mi opinión, que es una de las grandes aportaciones
del Canon. Es una novela ?pulp?, una novela negra antes de que esos
términos existieran. El argumento que cuenta de un infiltrado en una
organización mafiosa (la segunda parte de la novela) es Hammett antes
de Hammett; la resolución del caso por miembros de varias fuerzas
policiales es un ?police procedural? mucho (pero que mucho) antes de
que se inventase el término...
¿Y qué quieres
que te diga? Pues tienes toda la razón del mundo, claro que sÃ. Conan
Doyle no sólo se inventó el relato detectivesco moderno, sino que
también inventó ?o fue precursor? de la serie negra o del relato
policial, casi del criminal. En Estados Unidos se reeditó recientemente
?El valle del terror? dentro
de la colección HardCase,
donde están rescatando cosas de Westlake, Himes, y otros muchos autores
de la serie negra más dura.
Los crÃticos
?serios? no han tenido nunca en gran estima a Conan Doyle, supongo que
por culpa de Sherlock Holmes, o porque no han leÃdo el Canon, o porque
están demasiado ocupados sacándose las pelotillas del ombligo. Doyle
inventó todo esto, y también la novela de aventuras y fantástica
moderna (piensa en la ejemplaridad de El
mundo perdido, y en todas la imitaciones que ha tenido
detrás), y aunque no soy un experto en el terreno, creo que su concepto
de ?novela histórica? también iba un paso por delante de sus
contemporáneos y se aproxima más al modo en que hoy dÃa se hacen este
tipo de obras.
Umberto Eco le
rindió homenaje, y también George MacDonald Fraser, y Stephen King, y
Alan Moore, y Neil Gaiman... Los más grandes han leÃdo a Doyle, y le
han rendido tributo de un modo u otro, porque es una influencia
ineludible para cualquier autor. Eso, a estas alturas, deberÃa
significar algo. Pero sigue sin tener el reconocimiento que merece.
Por otra
parte, ¿a quién coño le importa que la crÃtica académica lo reconozca?
A mÃ, por lo menos, no. Y supongo que en el fondo, Conan Doyle se
limpiarÃa las lágrimas con libras y dólares...
La
segunda
parte de la novela ? basada en
hechos reales - se filmó como Odio en las
entrañas (The
Molly McGuires, 1969) una
extraordinaria pelÃcula, con unos gigantescos Sean Connery y Richard
Harris, hoy olvidada...
Si, la
historia de los Chirrioneros (Scowrers) de El
valle del miedo está basada en la historia real de los
Molly
McGuires,. De hecho, el personaje real ?que tiene su equivalente
holmesiano en Edwards ?El Pajarraco?? aparece en la serie de novelas de
El Mundo del RÃo de Philip
José Farmer como un maestro del
espionaje y la infiltración. Y sÃ, la pelÃcula es una obra maestra. Y
eso que hace tiempo que no la veo...
Apenas
faltaban unos dÃas para agotar 2010 y publicas, con la editorial
Dolmen, tu primera novela dedicada al detective consultor, Sherlock
Holmes y los zombies de Camford. ¿Cómo nace
la novela? ¿Cómo fue su proceso de
creación?
Pues
fue
una
propuesta que Jorge Iván Argiz, director de la LÃnea Z de Dolmen, me
realizó durante el pasado julio, en la Semana Negra de Gijón. Estábamos
hablando con Jesús Palacios, y Jorge Iván me dijo: ?¿Tú escribirÃas un
Sherlock Holmes Z?? Y a mà aquello me pareció un disparate, asÃ, en
frÃo. No sabÃa si tomarme aquello en serio, y asà lo expliqué. Y debo
decir que fue Jesús el que me convenció con argumentos de peso, yo
dirÃa que bastante irrefutables, como la frase ?¡hay que matar a la
gallina de los huevos de oro!?, entre otras cosas.
Lo que yo
no
querÃa de ningún modo era hacer una revisión de algún texto canónico,
como esas cosas que se hacen ahora con Orgullo y prejucio, por ejemplo, que respetan el texto original y
le meten zombis, y hala, a vender. Eso no me interesa en absoluto. Pero
los zombis eran una excusa tan buena como cualquier otra para contar un
caso de Sherlock Holmes y el reto de reunir a Holmes con los
zombis sin hacer una cosa obvia (?Moriarty monta un ejército de
zombis?) me convenció.
Además,
tener
un contrato firmado hace que las cosas sean más fáciles, eso tenlo por
seguro. Incluso dirÃa que en algunas ocasiones, es lo que lo hace
factible el proceso creativo que consistió, como en tantas otras
ocasiones, en sentarme delante del ordenador y escribir y fumar como si
me fuera la vida en ello. Y ya está.
¿No
temes que la palabra ?zombis? eche a los
lectores para atrás? ¿Que lo identifiquen con entretenimiento barato?
Los
lectores
pueden pensar lo que mejor les plazca, la verdad. Y lo de barato, si
echas un vistazo al precio de los libros en cualquier tienda, verás que
eso es muy relativo...
Al margen
de
esto, creo firmemente en el entretenimiento, que es el objetivo último
de leer: pasar un buen rato (como el sexo con condón, como dirÃa mi
amigo Sergio Bleda). La gente no va al cine para que le enseñen
gramática, historia del arte o la teorÃa de cuerdas, sino para que le
cuenten una historia. El concepto de que la literatura deberÃa ser, de
forma sistemática, didáctica, me parece aborrecible, insultante y
perversa, propia de dinosaurios que deberÃan estar extinguidos. Leer es
un proceso intelectual que requiere un esfuerzo notable y voluntario, y
debe ser premiado con la obtención de algún tipo de placer, por
retorcido que sea ese placer. Es lo que sucede con las ?lecturas
obligatorias? de los actuales planes de enseñanza...
Vamos a
ver,
¿qué cojones es eso de ?lectura obligatoria?? Por esa regla de tres,
quizá tendrÃa que haber también ?visitas al bar obligatorias?, o
?merendolas obligatorias?, o lo que sea. Mira, el esfuerzo de leer, el
proceso de la lectura, ya genera bastantes beneficios por sà mismo,
nuevos enlaces sinápticos en el cerebro, e insisto, si lo que lees te
agrada ?aunque sea la lista de la compra?, llega al centro del placer
del cerebro y da gustito. A los chavales no se les muestra eso, sino
que les enseñan que leer es un coñazo insufrible... porque si no, no
serÃa obligatorio, ¿verdad?
Con
respecto a
los zombis del tÃtulo de mi novela, veamos, ¿estarÃamos hablando de una
novela más seria si se titulara ?Sherlock Holmes y la heterogeneidad
del ser?, o bien ?Aprenda tópicos victorianos con Sherlock Holmes?? ¿O
simplemente parecerÃa mucho más peñazo y menos atractiva que Sherlock Holmes y los zombis de Camford?
Te
garantizo
que si una obra, literaria o no, consigue entretenerme y hacerme pasar
unas horas agradables, el precio me habrá parecido justo. Incluso
barato, si me apuras.
¿Por qué crees que los zombis han
resurgido
como personajes de la novela popular?
Pues no
tengo
ni idea. Hay un montón de explicaciones psicológicas que relacionan la
figura deshumanizada del zombi con los tiempos que corren y tal, y
seguro que son ciertas, pero yo ni me lo planteo. Supongo que sÃ, que
el zombi (el muerto viviente de Romero, ojo) es el monstruo de nuestra
época, y ha conseguido conectar con las generaciones más jóvenes a
través del cine. Esto retroalimenta a otras industrias, como la de los
vÃdeo-juegos, o la literatura, que se está volcando mucho en este
subgénero de terror. Al tiempo, hay que añadir que hay buenos autores
haciendo buenos trabajos; yo leà hace unos años Mi vida entre los muertos, del francés Serge Brussolo, y me gustó mucho, y
sin duda la magistral Guerra
Mundial Z de Max Brooks
también ha tenido mucho que ver en todo esto.
La duda que
a
mà me queda es si los zombis han venido para quedarse, o si son una
moda pasajera que se está prolongando más de la cuenta. Yo apuesto por
lo primero, no por nada, sino porque creo que el zombi ya se ha
establecido como icono monstruoso. O lo que es lo mismo: que si hay que
hacer un crossover de Drácula, la Momia, el monstruo de
Frankenstein y el Hombre Lobo, ya hay que incluir también al Zombi en
la historia (o la horda de zombis, en su defecto).
La novela
tiene una honda raÃz canónica, tomas
como punto de partida el argumento y los personajes de ese enigmático,
triste, crispado e inquietante relato que es ?El
hombre que reptaba?, que ya llevaba tiempo rondándote por la
cabeza...
?El
hombre
que reptaba?es uno de los
dos relatos de ciencia ficción pura y dura que aparecen en el Canon (el
otro, por si alguien tiene dudas, es ?La aventura del pie del diablo?). Estuve examinando los textos canónicos en
busca de referencias a zombis, a vudú, o lo que fuera, y localicé en ?El pabellón Wisteria? la cita del falso libro de Eckerman, El vuduismo y las religiones negroides, y en principio pensé que iba a tirar por ahÃ.
Pero después de pensarlo un poco, opté por ?El hombre que reptaba?, que como dices, siempre me ha rondado la
cabeza un poco.
Y es que
la
historia de un ?elixir rejuvenecedor? es tan sumamente atractiva, y al
tiempo, tan poco holmesiana... Sé que muchos crÃticos ?duros? consideran ?El
hombre que reptaba? poco menos que un agravio, un chistecillo
sherlockiano que no cuadra con el Canon. A mà me parece que es todo lo
contrario: más allá de todas las referencias outré
de casos no contados, este relato abre las puertas de Baker Street a
planteamientos y argumentos fantásticos, y hace que la relación entre
Holmes y, digamos, el profesor Challenger, sea mucho más cercana.
Es una
historia que podrÃamos definir como bizarra, casi psicotrónica, y lleva
implÃcitas un montón de connotaciones sexuales, pues el elixir no sólo
rejuvenece, sino que ?vigoriza?, como se muestra en el relato. Para mÃ,
?El hombre que reptaba?, uno de los últimos textos canónicos de Doyle,
fue un intento de llevar a Sherlock Holmes al territorio de lo
desconocido.
La
narración es en primera persona, pero no
utilizas a Watson sino a Otis Mercer (un ex presidario y sabueso a
sueldo de Sherlock Holmes) para contarla.
Watson no
es
el narrador más apropiado para dar detalles escatológicos, obscenos, o
sencillamente desagradables. Y en una historia de zombis suele haber
mutilaciones, desmembramientos, canibalismo, y lindezas que un autor
como Watson le ahorrarÃa al público. Y yo no querÃa eso, sino a un
narrador victoriano que no tuviera tantos prejuicios y pudiera ser algo
más explÃcito. De ahà la elección de un hombre de la calle como Mercer,
que hace una velada aparición en ?El
hombre que reptaba?. Además,
si Mercer le fue útil a Sherlock Holmes durante la ausencia del doctor
Watson, ¿por qué no habrÃa de servirme a mÃ?
Las posibilidades que desarrolla el argumento,
que gira sobre la mutación genética y las creencias sobre cómo la
ciencia puede vencer a la muerte, ya se planteaban en el relato de
Conan Doyle (digo, del Dr. Watson). Tu novela las exprime y las lleva a
las últimas consecuencias basándose (en el mejor estilo woldnewtoniano) en las
investigaciones de los doctores
Moreau y Jekyll...
En realidad
tampoco queda muy claro ese aspecto, me refiero a la implicación de los
doctores de Wells y Stevenson. De hecho, el verdadero responsable de
todo el asunto es H. Lowenstein, a quien conocimos en ?El hombre que reptaba?. Y ya ves lo que sucede al final... (Mejor no
lo destripamos, ¿verdad?)
Me gustaba
la
idea de explicar las implicaciones que tenÃa el suero del langur de
Lowenstein, un tema que, al ser un tanto cienciaficcionero, los
sherlockianos han dejado bastante de lado tradicionalmente. Esto es
algo que me sorprende, pues al tratarse de un elemento ?no real?,
cualquier autor podrÃa explayarse buscando explicaciones de todo tipo.
Al menos yo me he dado el gusto... y aún asÃ, he dejado unas cuantas
lagunas.
Además, en
la novela desarrollas esas
relaciones personales, atroces y ocultas que laten en el Canon y que,
pudorosa y elegantemente, el doctor Watson nos ocultaba (matrimonios
por interés, con edades desiguales, incestos...)
Claro,
claro;
de ahà lo que te decÃa del narrador: Necesitaba a alguien con bemoles
para decir las cosas con todas sus letras, alguien como Otis Mercer. En
el Canon hay montones de detallitos que uno puede leer entre lÃneas,
verdaderas monstruosidades que podemos intuir aquà y allá: Te
recomiendo una relectura en clave ?obscena? de ?Las Hayas Cobrizas?, por ejemplo, que ya es un relato bastante
fuerte por sà mismo, y descubrirás muchas cosas extrañas aquà y allá, y
lo mismo te digo del asunto de ?Lady
Frances Carfax?, que antes
comentábamos... Warren Ellis, por ejemplo, realizó una adaptación al
cómic, fidelÃsima, de ?El
vampiro de Sussex?. Pero hay
un par de viñetas al final, donde Sherlock Holmes explica qué
recomienda hacer con el jovencito, y las imágenes dan una idea bastante
clara de a qué me estoy refiriendo. El texto es, literalmente, el del
cuento del Canon, pero las imágenes dan una interpretación muy distinta
de las palabras de Holmes...
La
acción
de la novela es trepidante y su tiempo se desarrolla en poco más de un
dÃa muy largo y en un escenario cerrado (la Universidad de Camford) la
estructura y prosa de la novela transmiten al lector una
(imprescindible) sensación de agobio y claustrofobia....
La
claustrofobia y el agobio pueden proceder de las muchas horas que he
tenido que estar sentado delante del ordenador, casi sin descanso y en
una atmósfera irrespirable, en el más puro estilo Baker Street.
¿Qué
problemas y retos te planteó la novela?
Lo
más
jodido
fue intentar comprender cómo diablos funcionan las universidades
inglesas. A mà me pasa como a Mercer, que no tengo ni idea de esas
cosas. El sistema de Oxford y Cambridge es un lÃo de mil demonios, y a
dÃa de hoy, sigo sin terminar de entender todo ese complejo entramado
de colegios, departamentos, rectorados...
También
resulta complicado representar determinados conceptos actuales que, en
teorÃa, eran desconocidos para la época. Por ejemplo, el helicoche de
Seth Pride: tenÃa que describirlo, pero no podÃa decir en ningún
momento ?bueno, pues es como un helicóptero?. Eso habrÃa sido lo
fácil... y también habrÃa sido incorrecto, pues en ese momento
histórico, no existÃan los helicópteros. Lo mismo sucede con nuestro
concepto moderno de ?zombi? o ?muerto viviente?: En las obras actuales,
se asume que todos los personajes han visto la pelÃcula de Romero, y
saben lo que es un zombi. Pero en los tiempos de Holmes y Watson, esa
pelÃcula no existÃa... Por suerte, Holmes sà que habÃa leÃdo la obra de
Eckermann, y rápidamente hizo la asociación de ideas entre ?muertos que
caminan? y ?zombis haitianos?.
Por lo
demás,
siempre resulta un tanto confuso trabajar con muchos personajes que
entran y salen de la acción, y luego vuelven a entrar, y luego... Y más
todavÃa cuando narras en primera persona: ¿Cómo te las ingenias para
contar algo de lo que el narrador no ha sido testigo? Pues te tienes
que buscar las castañas y recurrir a los consabidos ?fulano nos contó
que...?, ?más tarde supimos que...?, y todas esas viles artimañas que,
como no estén bien traÃdas, quedan como metidas con calzador.
Y luego
siempre hay detallitos absurdos que pueden interrumpirte el trabajo: Me
pasó con la ?wisteria?, que no sabÃa cómo narices se llamaba en
castellano, o ya puestos, qué clase de planta trepadora era. O los
consabidos lanzallamas: ¿Cuándo se inventaron? ¿Los tenÃa el ejército
británico en 1903? ¿Cómo funcionaban? En fin, ese tipo de paridas te
pueden costar algún que otro disgusto.
No es, desde
luego, una novela de zombies
al uso: Hay reflexión, respeto por el desarrollo de la vertiginosa
trama, cuidado a los personajes, y las atrocidades se reducen a lo
imprescindible...
Hombre,
yo
no
dirÃa que todas esas cosas (la reflexión, los personajes, etc.) no
existan en las novelas de zombis, que como te he dicho antes, las hay
muy buenas y muy cuidadas, claro que sÃ. Por otra parte, por supuesto
que no es una novela de zombis ?al uso?, y esa era mi intención desde
el principio. El zombi-muerto viviente es una excusa estupenda para ver
cómo los muchachos (Holmes y Watson, Pride, Tim Jekyll, Crandle,
MacDare) disfrutan de las carnicerÃas,
o compiten en crueldad, inteligencia, ingenio, o lo que sea.
Habrá
quien
piense que los zombis aparecen poco, pero quizá haya que señalar que
cuando salen, la lÃan gorda.
Y me
apuesto
dos perras gordas con quien sea a que nunca antes se habÃa visto una
solución final para el problema zombi como la que yo he planteado...
(¿Te habÃa dicho que para leer los últimos capÃtulos de la novela,
recomiendo escuchar la Obertura
1812 de Chaikovski?)
En la novela utilizas también a Bernard Barker
un personaje de ?La
aventura del fabricante de colores retirado?...
SÃ, el
?rival
de esta orilla de Surrey?, o algo asÃ. En el Canon, de cuando en
cuando, aparecen ?competidores? de Holmes, otros detectives, aunque
casi nadie los recuerda. Holmes tenÃa relación con algún agente de
Pinkerton, por ejemplo, y estaba el neoyorquino inspector Wilson
Heargreave, al que yo mismo rescaté en mi novelita Card Nichols investiga... El misterio de la
armadura pródiga. Y en ?La casa deshabitada? Watson menciona a un hombre alto y fuerte, con
gafas de color, que también era detective, y que yo creo que era
Bernard Barker.
La idea de
un
detective privado masón me resultó muy interesante, y decidà incluirlo,
desde el principio, en este relato. La verdad es que en el futuro me
gustarÃa recuperar a Barker, al que he tratado como un personaje casi
humorÃstico, aunque pienso que tiene un trasfondo bastante más
siniestro... En el Ãndice onomástico del libro, incluso sugiero algunos
tÃtulos para diversos casos de este curioso investigador privado.
Durante toda la novela, Holmes va dejando caer
ya la inevitabilidad de desaparecer al ser consciente de que su tiempo
ya ha pasado, de que el siglo XX (la novela se data en 1903, la fecha
de la retirada de Sherlock Holmes) pertenece a otro tipo de héroes...
...o
mejor
dicho, otro tipo de monstruos.
Esto es un
ejemplo de metaficción al más puro estilo de Alan Moore ?eso sÃ,
salvando las distancias con respecto al Maestro de Northampton, ¿eh??,
pues lo que dice Holmes es cierto a distintos niveles: El siglo XX es
una época para otro tipo de héroes... pero en realidad, todos ellos son
descendientes, de algún modo, de Sherlock Holmes. En la historia,
además, Holmes está a punto de retirarse, y los acontecimientos que se
suceden a su alrededor no hacen más que confirmar la idea de que él
empieza a estar obsoleto, o al menos, que debe dejar paso a los ?nuevos
monstruos? que vienen detrás.
De hecho, en la novela introduces ?en un
fabuloso guiño para lectores atentos y avisados? a los héroes de la IPC
británica, como Zarpa de Acero o El Hombre Araña, quienes tienen una
parte esencial en la trama...
Vamos
a
ver,
vamos ver: Tengo que decir que no son ellos, ¿de acuerdo? En todo caso,
se trata de los ?personajes reales? en los que, años más tarde, se
basaron los autores de IPC para escribir relatos de unos ?personajes
ficticios?. Por ejemplo, Charlie Peace, que fue un criminal auténtico y
real como la vida misma (y amigo de Sherlock Holmes, tal y como se
menciona en el Canon), fue reutilizado por algunos autores para
escribir tebeos sobre él entre 1964 y 1974, creo... Lo mismo puedo
decir de Seth Pride y de los demás.
Es curioso que hoy esos personajes ?que
gozaron de una enorme popularidad ?hayan caÃdo ?salvo para el libro Albion
de Alan Moore & Co? en el olvido. ¿Qué te inspiró para
recuperarlos?
Mi
propia
afición y devoción por ellos. Son lecturas de mi niñez, y convengo con
el maestro Moore en que todos ellos eran, de un modo u otro, monstruos,
como te decÃa antes. Esa idea un tanto sadomasoquista que poseen los
ingleses de lo que es un héroe me resulta fascinante, y completamente
opuesta a la de los norteamericanos, que piensan más en términos de
Superman o Capitán América. Incluso el mismo Sherlock Holmes tiene un
cierto aire de monstruosidad, con su ego e inteligencia sobrehumanas,
al tiempo que posee debilidades ?pensemos en las drogas? que autores
mojigatos le atribuirÃan a los villanos. A Charlie Peace, que ya hemos
dicho que fue un criminal convicto, los autores de IPC lo convirtieron
en el protagonista de una disparatada serie de tebeos que en España
sólo hemos podido atisbar en parte, y de esto hace cuarenta años por lo
menos.
En otro
orden
de cosas, se nota mucho que Albion no es una obra de Alan Moore, sino de su hija
Leah y del yerno, John Reppion (que por cierto, han hecho un buen tebeo
sherlockiano, The Trial
of Sherlock Holmes). La idea
de Albion es cojonuda, y se nota que el concepto es de
Moore padre, pero el desarrollo deja bastante que desear, en mi opinión.
La
novela
está plagada de guiños para los iniciados ?coherentes, por cierto, con
el resto de tus escritos sobre Holmes? y, sin embargo, es accesible
para cualquier lector...
Pues
eso me gustarÃa a mÃ, que fuera accesible para cualquiera. Una cosa es
salpicar una obra con referencias a esto y aquello (lo que podemos
llamar ?enriquecer?), y otra cosa es convertirla en un ?quién es quién?
sin mayor sentido: Para eso, mejor me dedico a hacer diccionarios de
personajes e historias, y terminamos antes.
Mi
idea no erá hacer que la lectura de la novela sea insufrible por la
cantidad de cosas que el lector se pierde, sino que sienta la inquietud
de averiguar quién es ese fulano de la mano de metal, o si el mono que
fuma tiene alguna historia previa que todo el mundo deberÃa conocer...
Ya era asà mi trabajo en Los
Espectros Conjurados, y
espero haberlo conseguido en este Sherlock
Holmes y los zombis de Camford.
Con
respecto a lo anterior, ¿te planteaste que
la novela pudiera quedar en una ?tierra de nadie?? Es decir, ¿que no
agradase ni a los aficionados holmesianos ni al, por
asà decirlo, aficionado de ?a
pie??
Claro
que lo he pensado, pero ¿quién puede saber cómo va a reaccionar tal o
cual lector? Si uno se dedica a cavilar en esos menesteres, puede
acabar sin escribir una sola palabra, por miedo a la incomprensión o a
la falta de aceptación. Por lo que a mà respecta, querÃa ser fiel a
Holmes y al Canon, y también querÃa demostrar que se pueden escribir
historias de zombis sin recurrir al manidÃsimo argumento de la
?supervivencia post-apocalÃptica?, que ya estaba presente en La noche de los muertos vivientes de Romero, y que parece que nos estará
persiguiendo eternamente.
Creo que la
figura del zombi ya tiene una entidad propia, como la del vampiro o el
licántropo, y los autores deberÃan ir pensando en contar historias en
las que el zombi sea un elemento, y no necesariamente un argumento. Es
como si el concepto de ?extraterrestre? se hubiera quedado estancado en
las historias de ?invasiones alienÃgenas?. Hay que dar un paso
adelante, hombre...
Y
bueno, como veo que ya has leÃdo la novela, te habrás dado cuenta de
que lo conflictivo en esta historia no es la presencia de los zombis,
sino todos los demás elementos fantásticos, netamente británicos, por
cierto. QuerÃa que esta disparatada mezcolanza pudiera funcionar.
Espero que asà sea.
Es
una novela arriesgada que cuadra la acción
y la reflexión, es holmesiana y heroica, es terrorÃfica y elegiaca, es
nostálgica y, a la vez, diferente a todas las novedades que plagan las
mesas de novedades...
Hombre,
pues gracias por esas apreciaciones. SÃ que es una obrita algo
arriesgada por los motivos que antes comentábamos, sÃ; y en cuanto a
que sea diferente de otras obras que andan ahora por las librerÃas...
pues me gustarÃa pensar que estás en lo cierto, y que los lectores
sabrán valorarlo y disfrutarlo. Por lo que a mà respecta, estoy hasta
las narices de clichés.
¿Cómo han sido las reacciones
iniciales? ¿Qué
expectativas tienes para el libro?
A los correctores les ha gustado mucho, y parece
que nadie se ha tirado demasiado de los pelos al ver a Holmes empuñando
una escopeta para disparar contra... en fin, ya lo verán los lectores.
En cuanto a las expectativas, pues habrá que tener paciencia y esperar
a ver las cifras de ventas. Los editores de Dolmen han depositado
muchas esperanzas en este libro. Yo qué sé, Luis, el tiempo lo dirá...
Actualmente,
estás sumido en la escritura una
nueva novela holmesiana: Charlie
Marlow y la rata gigante de Sumatra,
en la que recuperas a dos de tus personajes preferidos: Marlow y a
Sebastian Moran...
Pues
sÃ, en
eso andamos ahora mismo. Con Marlow ya jugueteé un poco en el relato ?El mundo volverá a saber de m�, del que hablábamos antes, y la verdad es que lo
maltraté un poco. Ahora veremos sus verdaderas posibilidades, y qué
sucede cuando su camino se cruza con el de un tal Sigerson, notable
explorador noruego.
El coronel
Moran, como tantos otros personajes del Canon, merece un trato
deferente en cualquier historia sobre el Gran Hiato holmesiano... Ya lo
verás, ya...
La novela transcurre durante el Gran Hiato y
te dejas caer en la tentación de contar tu versión de la Rata Gigante de Sumatra, uno de los temas favoritos de escritores,
ensayistas y aficionados...
Es el pastiche
que más veces se ha escrito, cierto. Y tienes razón en describirlo como
?una tentación?, por lo sugestivo del caso, y por la cantidad de buenas
plumas que se han atrevido con la historia.
Lo interesante
del caso de la rata de Sumatra es la cantidad de información canónica
de que el pastichero dispone para trabajar, tanta que en ocasiones,
los autores olvidan este o aquel punto. Se sabe que en el caso hay, al
menos, una ?rata gigante de Sumatra?, que hay un barco llamado ?Matilda
Briggs?, que es un caso ?para el que el mundo aún no está preparado?...
y casi todos los autores se olvidan del bufete de abogados expertos en
tasación de maquinaria ?Morrison, Morrison & Dodd?. Y por
supuesto, que es un asunto desconocido para Watson, lo que ha llevado a
los cronologistas y pasticheros a situarlo tradicionalmente en la época previa
al encuentro entre el detective y el doctor, en 1881. Creo que nadie
habÃa caÃdo en la cuenta de que era muy probable que el asunto tuviera
lugar durante el Gran Hiato de 1891-1894, aunque no estoy del todo
seguro.
Sobre la rata
de Sumatra hay versiones para todos los gustos: epidemias de peste
bubónica, historias a lo ?Isla del doctor Moreau?, un monstruo pariente
del gran Cthulhu, y un camión de variantes más. Mi opción, lo admito,
no es original mÃa, sino que procede de... ya lo verás. Y si te digo
que de por medio hay una isla llamada ?de la Niebla?, ?Kho-Pha-Nong?, y
también ?del Cráneo?, seguro que adivinarás por dónde van a ir los
tiros...
(¿Te imaginas
al coronel Moran, con su rifle de matar tigres, en medio de cierta
jungla perdida, con el monótono e inquietante sonido de tambores de
fondo, y los pasos retumbantes de algo enorme que se está acercando
cada vez más, y más, y...?)
¿Qué más nos puedes contar de esta novela?
¿Cuándo la podremos disfrutar? ¿Quién la editará?
Si
te cuento mucho más, igual nos quedamos sin novela, que por aquà ya he
hecho algún spoiler... Aunque te diré que da comienzo en los años
30, en el Billiards Club de Londres (donde, como todo el mundo sabe, no
se juega al billar, sino que se bebe whiskey con soda); allà se han
reunido unos tipos muy curiosos, entre ellos el narrador de la
historia, el señor Richard Hannay y el señor Joseph Jorkens... todos
ellos son viejos amigos del desaparecido capitán Charlie Marlow. Y
hasta aquà puedo leer.
El cuándo se
editará depende del editor, que hasta que se demuestre lo contrario,
será Salto de Página, y de cuándo entregue yo, que espero será a
primeros de febrero.
Y ya por último, ¿crees que te
cansarás de
Holmes alguna vez? ¿Que llegará el dÃa en que no te haga disfrutar más?
Je,
eso tendrÃa mucha gracia... Si alguna vez me canso ?y no descarto que
eso suceda? de escribir relatos sobre Holmes, quizá tenga que enviarlo
por segunda vez a las cataratas de Reichenbach... Aunque estoy seguro
de que no serÃa algo definitivo. A Holmes no se le puede matar asà como
asÃ. Y si no, que se lo pregunten al profesor Moriarty, a Sebastian
Moran... o a Conan Doyle.
¿Y Holmes?
¿Crees que llegará el dÃa en que
se canse de nosotros? ¿En que dejará de estar presente en todos los
aspectos de la cultura popular? ¿Crees que morirá, alguna vez, el Mito?
Ya
sabes
que
Sherlock Holmes siempre ha sido un caballero muy discreto, que gusta de
disfrutar de largos retiros fuera de la circulación, y que observa el
mundo desde una granja apÃcola, , o quizá en algún lugar secreto,
reunido con otros extraordinarios individuos que, como él, velan por
nosotros. Sinceramente, espero que no nos desahucie nunca, que nunca se
desentienda de nosotros, pobres mortales. Porque Sherlock Holmes es
necesario. No puedo imaginar cómo serÃan las investigaciones policiales
de hoy en dÃa sin el trabajo previo de Holmes, o cómo serÃan nuestros
libros, nuestras pelÃculas, nuestros tebeos, nuestros héroes, si no
hubiéramos tenido las crónicas de Watson. De verdad te digo que si
Sherlock Holmes no existiera, tendrÃamos que inventarlo.
Y si
muriese,
tendrÃamos que resucitarlo.
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