Asimov aborda la
literatura desde distintos ángulos; desde la ficción y también desde el género
de la difusión científica. Los robots tienen fundamentos científicos, el avance
actual de la ciencia manifiesta que los robots son perfectamente posibles, de
hecho, la Ciencia Robótica toma ideas de Asimov para desarrollar los actuales
robots. El término robot deriva de la palabra checa robota, que significa
trabajo forzado. Un robot es una máquina controlada por una computadora que
realiza tareas manuales específicas. La robótica es la integración de las
computadoras con los robots.
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Portada de la revista donde apareció originalmente el relato
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En el cuento “Los
largos años”, 1950, Bradbury presenta a un personaje: “el señor
Hathaway” como un hombre talentoso, ingenioso, fuerte, ya mayor, perseguidor de
un sueño. El título remite al tiempo transcurrido en la soledad de Marte
(25 años) y son “largos” porque no tuvo más contacto con los hombres. El
título es emblemático ya que hace referencia al tema del cuento.
Vivió en un
planeta (Marte) con su mujer y sus hijos, los vio morir y se quedó
completamente solo. Los enterró y volvió a la casa, bajo esa presión de
desesperación y para aplacar la soledad que lo aturdía creó réplicas de su
familia. Utilizó su habilidad manual, ingenio, memoria e inteligencia para
recomponer cada parte de lo que perdió. De alguna forma los remplazó para poder
sobrevivir a ese dolor. Los hizo exactamente iguales a lo que eran, con sus
emociones propias creando una copia perfecta.
Vivió su vida en
una rutina monótona, era perfecta pero aburrida, por eso el tiempo se hacía largo.
Mientras se preguntaba qué estaría pasando en la Tierra, soñaba, anhelaba con que los vinieran a buscar, eso implicaba cambiar su vida, pero
era un hombre que no se resignaba fácilmente, sino que tenía esperanzas de que
todo cambiaría; no abandonaba su sueño: “salía a mirar la Tierra en el cielo con las manos extendidas”.
Por otro lado
siente un remordimiento con su familia humana por haberlos reemplazados y se
siente obligado a explicar que lo hizo para poder seguir viviendo.
Les enseñó a sus
robots a no llorar, no quería que supieran hacerlo, decía que: “ nada peor
puede ocurrirle a un hombre que saber cómo estar solo y cómo estar triste y
ponerse a llorar”. Les explicó paso a paso cada cosa; acá se aplicaría la
segunda ley de la Robótica; ellos le obedecieron hasta el final, les fueron
fieles a sus enseñanzas hasta después de su muerte.
Los hizo a la
perfección pero su perfección se le volvió en contra ya que no logró, por
ejemplo, que envejecieran, el tiempo pasaba y él se iba poniendo viejo,
mientras que su familia no.
Si bien los
quería como si fueran su familia ya que lo acompañaron gran parte de su vida y
llenaron ese vacío existencial, él no era completamente feliz y en cierto modo
sentía esa soledad que lo agobiaba.
Con el pasar del
tiempo se hicieron costumbre, estaba orgulloso de su creación, los aceptaba y
los quería como a su verdadera familia; se había convencido del mundo que se
había creado él mismo. Ellos fueron de gran ayuda porque pudo esperar el
retorno de la nave. El autor en este cuento plantea el tema del tiempo,
el cual está presente durante todo el transcurso de la narración. El capitán Wilder
y algunos tripulantes que llegaron a Marte después de recorrer el sistema
solar, sospechan de la juventud de la familia y de ciertas actitudes mecánicas
de los mismos. Cuando muere Hathaway el capitán no sabe qué hacer con los
robots. Aquí se cumpliría la tercera ley porque en un momento piensa en
destruirlos pero no puede, se da cuenta de que tienen derecho a vivir; son
buenos, gentiles, fieles hasta el final ya que hacen lo mismo que él: “la
mujer sale y mira el cielo con las manos en alto”, sin ningún motivo.
ALGUNOS APUNTES
ANALÍTICOS.
El cuento comienza
con la presencia del viento marciano que contrata con la tranquilidad de la
familia Hathaway que se encuentra dentro de la casa de piedra calentándose al
fuego. El narrador omnisciente (que sabe todo) hace referencia a la Guerra nuclear que hubo en la Tierra. Y utiliza una metáfora para describir a Marte:
“Marte era una tumba”.
A
continuación describe cómo una tormenta se desata en Marte sobre los
cementerios y las “antiguas ciudades” (reliquias de la cultura marciana
que fue extinguida). El protagonista sale a ver, cuando amaina la tormenta, a la Tierra y la ve “verde y brillante”. Se pregunta sobre el destino de la Tierra; luego nace en él una esperanza: “Alguien puede venir …” Hathaway le dice a su
mujer (diálogo directo) que va a salir a dar un paseo y camina entre ruinas de
antiguas ciudades marcianas de cincuenta siglos. Esto nos demuestra lo antiguo
de la civilización marciana que en pocos años fue destruida por el ser humano
que quiso colonizar el planeta.
Llega a un
cementerio y le habla a las “cruces” pidiéndole perdón por lo que hizo (crear
una familia de robots, pero que todavía los lectores no saben nada hasta más
adelante del cuento). Al regresar volvió a mirar el cielo y vio una llamita
roja que es indicio de un cohete que vendría a rescatarlos; su emoción es tan
grande que llora.
A la
madrugada va hacia un pueblo llamado Nueva Nueva York y lo prende fuego para
que lo vean desde el cielo; el narrador utiliza una metáfora para
ilustrar el hecho: “…la ciudad se abrió en grandes flores ardientes y
luminosas”.
Alegre por el
suceso abre una botella de vino para celebrar. El protagonista eufórico hace
una serie de preguntas retóricas dirigidas a su familia. En una de estas nos
informa que estaban “investigando la técnica quirúrgica marciana”, de
hecho nos demuestra que eran científicos; pero que se retrasaron cuando
llamaron a todos para volver a la Tierra y se quedaron solos en Marte.
Recalca que sin
ellos no hubiese podido sobrevivir, que se hubiera matado …, mientras tanto
brindan con las copas, pero su mujer, sus dos hijas y su hijo, derraman el vino
sobre sus bocas. Esto es un indicio de que no son humanos porque sino hubieran
bebido normalmente.
Transcurre el
tiempo interno de la obra: “A la mañana …” El fuego había resultado
como señal para el cohete. En tanto la familia se dedica a las tareas
domésticas. Hathaway se dirige al cobertizo y en este encuentra una serie de
inventos que había hecho. El narrador se sirve de la metonimia (tomar una
cosa para representar el todo, los dedos representan al protagonista con sus
cualidades) para referirse a él: “…dedos delgados, eficientes y
nerviosos …” Saca un pollo congelado hace varios años para celebrar la
llegada de los tripulantes del cohete que es su esperanza para salir de Marte.
Hathaway corre y
nuevamente siente un dolor en el pecho; esto es señal de que estaría enfermo
del corazón por los años y por la emoción.
Se detuvo
esperando a que bajara el cohete. Con sorpresa ve que baja el capitán Wilder
(personaje de otra expedición a Marte). Se establece un diálogo entre ellos
recordando los tiempos pasados. Hay alegría en ambos personajes. Hathaway
alude al ascenso del capitán Wilder para que no se metiera en asuntos
políticos en Marte, y éste le dice que recorrió Júpiter, Saturno y Neptuno.
Hablan sobre la posibilidad de exterminio en la Tierra a la que Wilder quiere volver y Hathaway le pide que lo lleve con su familia; a todo
esto el capitán recuerda a su familia, ya hace veinticinco años, aquí se expone
el tiempo transcurrido. Hathaway lo invita a desayunar y el capitán da la orden
de abandonar la nave por parte de los tripulantes.
Los
personajes junto a veinte tripulantes comienzan a caminar hacia la casa del
protagonista. Pero éste tuvo que parar para descansar porque su corazón le
latía muy fuerte. Un médico atiende a Hathaway, aunque éste también era médico,
y le da una píldora.
Hay un cambo de
escena: la casa de Hathaway quien le presenta a su familia. Alice, su mujer, “…titubeó
(…) como pidiéndole instrucciones…” Alice le estrecha “vigorosamente”
la mano al capitán, esto demuestra una fuerza desmedida para una mujer. Les
presenta a sus hijos: Marguerite, Susan y Jhon.
El capitán
Wilder comienza a desconfiar de la edad de la familia de Hathaway; incluso un
tripulante, Williamson, también desconfía de la edad de los personajes, alo
que el capitán lo manda en secreto a averiguar algo … La familia se comportaba
“normalmente”, mientras el padre se sentía orgulloso. Mientras siguen charlando
los personajes, el capitán toca el brazo de Marguerite quien no se inmutó. En
tanto Hathaway se tocaba el pecho.
Llega
Williamson pálido porque regresó del cementerio donde verificó la muerte de la
familia Hathaway:“Muertos a causa de un virus desconocido. Julio de 2007”.
Cuando Hathaway
quiso celebrar por su familia y por el encuentro con los tripulantes, cayó y le
pidió a Wilder que se despidiera de su familia; al instante muere. El capitán
Wilder le informa a Alice, su esposa, que murió y le pregunta cómo se siente. A
lo que ella argumenta que Hathaway nunca les enseñó a llorar ni a ponerse
tristes. De alguna manera esto que comunica la esposa demuestra que aun
siendo robots tienen consciencia de sí mismos.
El narrador a
través de la visión de Wilder describe a Alice; y le confiesa que “los
hizo muy bien”. La “mujer” dice que su esposo estaba muy orgulloso de
ellos y que los aceptaba tal cual eran, como su familia, “Y en cierto
sentido lo somos”.
Alice le cuenta
a Wilder de forma natural, como un ser vivo, las costumbres de Hathaway, pero
que no pudo realizar una cosa: que envejecieran, mientras él lo hacía. Wilder
le propone enterrarlo en el cementerio de las cuatro cruces (su mujer y sus
tres hijos). Alice le toca la muñeca a Wilder y dice “Estoy segura”.
Se realiza el
cortejo fúnebre. Wilder se pregunta cómo vivir en un planeta sin familia que ha
muerto y quedarse a solas con el viento y el silencio. Pero argumenta,
consolándose, que un hombre hábil como Hathaway podía construir todo lo que
quisiera incluso una familia de androides.
Cambia la
escena: vuelven al cohete. Williamson le pregunta al capitán qué harán con ellos.
El capitán no sabe y le da un arma: “-Si usted es capaz … Yo no lo soy”.
Alos cinco minutos vuelve Williamson diciendo que lo trataron bien cuando llegó
con el arma y que no pudo, que sería un asesinato. De esta manera
reconocen el derecho a “vivir” a los robots. Wilder se maravilla de ellos, y
vuelve a la casa a saludarlos.
Hacia el final
del cuento hay una especie de moraleja (es un intento de dejar una enseñanza).
El narrador describe una situación de soledad en la que queda la familia, con
la presencia constante del viento como una especie de símbolo de soledad. La
familia atiende el fuego como por costumbre “sin ningún motivo”, como
autómatas. La costumbre, año tras año, de mirar el cielo, “sin ningún motivo”,
hace que ella mire la Tierra verde, “sin saber por qué mira”, luego
entra y echa unos leños al fuego, mientras “el viento sigue soplando y el
mar muerto sigue muerto”.