Nuestra Crítica
Allá por el año 1976 Jesús Torbado conquistó el premio Planeta con esta historia alternativa en la que la República había resultado ganadora de nuestra guerra civil, merced a un cambio de rumbo en la batalla del Ebro. Azaña, que firma un parte de fin de guerra muy tópico, y Negrín se han retirado para dar paso a Besteiro e Indalecio Prieto respectivamente. Franco, junto con Dávila y Carrero se exilia a Cuba protegido por Batista, mientras sus seguidores prestan lealtad a Salazar, Hitler o Musolini. En este escenario los personajes, unos reales, como Hemingway que es uno y otros surgidos de la imaginación del autor se enredan en una trama que va de lo costumbrista al espionaje
El problema con las Ucronías es que, a veces, el escenario que plantean es de por sí mucho más interesante que la trama que en el se desarrolla, y este es el mayor problema de esta novela en la que la historia que gira en torno a una conspiración para cambiar de nuevo el curso de la historia esta muy por debajo del escenario que Torbado crea de forma magnífica y muy creíble, e incluso de unos personajes bien construidos y que se sitúan por encima de la historia que protagonizan. En esta ocasión el problema es que el ritmo es mucho más lento de lo que requeriría la historia y hay páginas enteras en la que no pasa nada sin que se justifiquen de ninguna manera esos paseos literarios por los aledaños de la trama.
Además Torbado abusa de la aparición de personajes famosos que si bien, en ocasiones dan lugar a momentos que arrancan una sonrisa al lector, la mayor parte de las veces no aportan demasiado a la historia y no dejan de ser meros adornos decorativos, salvo contadas excepciones, como Franco, al que no deja en demasiado buen lugar, Indalecio Prieto, uno de los personajes mejor tratados de la novela y Hemingway, construido a base de todos los tópicos conocidos sobre el autor, y al que solo le falta acudir a los San Fermines. Mucho más logrados son los personajes no famosos como el fotógrafo que acompaña a Hemingway, su hermana o el protector de esta, junto con un italiano que constituye el nexo de unión entre todas las piezas de la historia.
Aun así constituye una de las más logradas ucronías de la literatura española en la que el buen hacer literario del autor se da la mano con una rigurosa especulación histórica y en la que solo se echa de menos algo más de acción.
Javier Romero
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