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Murdar, un asteroide cuya localización en la galaxia era un secreto celosamente guardado, recibía a los convictos de la Tierra desde hacía un siglo. Cuando Karl Stein fue desembarcado en él, junto con un grupo de penados, intentó conocer a la mujer que lo gobernaba. Su nombre era Kassandra y se había alzado con el poder tras vencer en duelo mortal al anterior jerarca. Pero Murdar era algo más que un extraño penal; en la otra cara del asteroide se ocultaba una gran amenaza para la humanidad.
La venganza de Caronte
Su nombre era el de un mítico barquero cuyo trabajo era conducir a los muertos al infierno, y tenía un poder que le permitió escapar de Tingani. El duque de Karr le propuso la libertad a cambio de que utilizase sus dones para manipular la política de Mersal y Walun, dos planetas de la Realeza envueltos en una extraña intriga política y manipulados por la Superioridad Terrestre. Caronte supo que él era el resultado de un proyecto fracasado de los científicos de la Tierra, cuando se vio obligado a representar el papel que le iniciaría en la carrera de asesino y manipulador que le haría famoso.